miércoles, 6 de noviembre de 2013

Avispas asesinas: riesgo para abejas y personas (avispas chinas).




El miércoles 16 de Octubre una avispa procedente de China desencadenaba un debate en el Congreso capaz de poner de acuerdo a los diputados: es necesario tomar medidas para frenar el avance de una especie invasora que supone un gran peligro potencial para las abejas melíficas, y una amenaza sanitaria para el hombre.

Vespa velutina es una avispa, aunque no pueda presumir de cintura de tal. Pertenece al grupo de avispones de "cintura ancha", es decir, no pedunculada como la de la muy abundante avispa común. La atigrada Polistes gallica.

Europa, y España dentro de ella, también posee avispones de aspecto similar, como la Vespa crabro, pero no comparables a la gran especie procedente de Asia, con distribución desde el Norte de la India hasta China, Indochina e Indonesia, que se conoce como Avispa asesina, y que lamentablemente se encuentra ya perfectamente adaptada a diferentes zonas del Norte de España. Tal "asesina" está identificada con todo lujo de detalles: se trata de la especie Vespa velutina, en su variedad de vientre negro, eficaz destructora de las colmenas de abejas productoras de miel, y capaz de enviar a una persona al hospital tan sólo con cinco o seis picaduras. Uno más de los casos que demuestran que el tema de las especies invasoras dista mucho de ser una exagerada alarma ecologista.

La llegada de las invasoras.

Como en tantas otras ocasiones, la especie invasora llegó por vía marítima. Unas importaciones de géneros procedentes de la región China de Yunnan que llegaron en barco a Francia el año 2004, sirvieron de caballo de Troya a las primeras avispas asesinas. Éstas se implantarían con toda facilidad en la zona de Lot-et-Garonne, no lejana de los Pirineos: la dispersión hasta España era inevitable.

En nuestra Península, Vespa velutina fue detectada por primera vez en Irún, desde donde se dispersó con rapidez por el País Vasco y Navarra, de allí a Cantabria, Cataluña y sobre todo Galicia, donde el número de colmenas detectadas es particularmente alarmante. El año 2010 la invasión se había instalado de manera tan eficaz que parece imposible en este momento pensar en la erradicación del enemigo. Controlar su expansión y limitar su número es el objetivo que se considera alcanzable.

Terribles depredadoras

Las avispas asesinas deben su nombre y su leyenda terrorífica a su tremendo mecanismo de ataque a sus presas, que en más del 50% son abejas, aunque no se libran otros insectos y también algunas arañas. En picados en pleno vuelo, o en pasadas rasantes capturan a la víctima y la descuartizan en fracciones de segundo, llevándose sólo el tórax y abandonando el resto como un despojo. Con habilidad de cirujano cortan patas, alas, cabezas y abdomen, convirtiendo el acto de predación en algo realmente asombroso por su violencia y eficacia.

Un grupo de 5 a 10 avispas son capaces de diezmar una colmena de abejas e incluso de acabar con ella, y no olvidemos que la Apis mellifica no es sólo una laboriosa productora de miel, sino también una imprescindible aliada de la polinización. Muy castigadas ya por anteriores plagas, como el ácaro llamado varroa y determinadas especies de hongos, las colmenas de abejas podrían desaparecer de las zonas donde las avispas asesinas se están asentando, y eso supondría una verdadera catástrofe ecológica.

¿Son también peligrosas para el hombre?

Como advertíamos al comienzo, bastan cinco o seis picaduras para enviar a un ser humano al hospital con un diagnóstico preocupante cuya gravedad se establece en función de la sensibilidad de cada persona.

Aunque no son demasiado agresivas con nuestra especie, pueden producirse ataques masivos cuando alguien merodea cerca de su gran avispero. Éste no es fácil de descubrir entre las ramas del arbolado donde suelen anidar, aunque no son extraños los nidos en nuestras construcciones, como garajes, establos, e incluso edificios.

Hay que extremar la prudencia y para ello pasemos a la identificación del insecto, muy sencilla por su espectacular tamaño.

Así son y así se identifican.

Vespa volutina es una avispa muy grande y de color muy oscuro con dominio del tono marrón casi negro. El cuarto anillo del abdomen presenta una banda amarilla, y las patas son marrones con los extremos también amarillos. La separación entre tórax y abdomen es ancha: realmente no puede confundirse con ninguna otra avispa europea.

Como es habitual entre los llamados insectos sociales, grupo al que pertenecen abejas y avispas, las avispas asesinas presentan diferentes castas: obreras, reinas y machos, de aspecto similar pero de diferentes tamaños. Hasta cinco centímetros pueden alcanzar los machos cuando a finales de verano se muestran agitados en sus vuelos nupciales.

Las colmenas son fabricadas con una especie de pasta de papel que las obreras elaboran a base de masticar la madera con sus fuertes mandíbulas; llegan a alcanzar grandes dimensiones, a veces más de un metro de diámetro y tienen por lo general una sola abertura. Van creciendo centímetro a centímetro desde la primavera hasta el principos del invierno en que muere la reina y se acaba la actividad, pero las nuevas reinas allí criadas volarán para establecer otras colonias, al menos seis por cada colmena madre: una verdadera progresión geométrica.

Los valientes de Saians

A principios del pasado Septiembre, en la zona viguesa de Saians una insólita expedición avanzaba con toda clase de precauciones hacia una gran colmena descubierta en las paredes de un edificio: José Ramon y Lorenzo, dos expertos apicultores armados de sopletes y protegidos con sus equipos de trabajo, eran seguidos a prudente distancia por un grupo de vecinos que querían ser testigos de la curiosa cacería.

Efectivamente el fuego dio cuenta de los varios cientos de ejemplares que contenía, pero este tipo de lucha dista mucho de ser suficiente a a pesar de la gran repercusión mediática que suele despertar. Hay que conseguir mecanismos biológicos capaces de frenar la expansión de la plaga: medios como la utilización de trampas con feromonas o fomento de sus enemigos naturales deben ser puestos en funcionamiento con la rapidez que el caso requiere.

Diputados convertidos en entomólogos

No es extraño que hayan sido diputadas procedentes de Galicia, lugar donde más abundan estos insectos invasores, quienes hayan llevado la voz cantante a la hora de pedir al Gobierno urgentes Planes de Control de la Plaga. Términos científicos como feromona –sustancias hormonales externas que atraen hacia trampas a los insectos plaga-, han sido utilizados con profusión en el reciente debate en el que el enemigo, no por ser irracional, deja de ser extremadamente peligroso.

Aunque el término no sea demasiado académico hay que comprender a la diputada que llamó "avispa asesina" a Vespa velutina. Todos entendemos la oportunidad de la creación de una "estrategia de combate" contra la invasión de esta especie, con el complemento de ayudas a la supervivencia de abejas melíficas. Tales han sido las principales peticiones al Gobierno.

Unos eficaces "voluntarios".

Mientras los entomólogos investigan sobre la preparación de trampas hormonales o sobre la posible, aunque muy difícil, introducción de los enemigos naturales de la plaga en sus países de origen, es decir, en la llamada lucha biológica, los paisanos se han adelantado colocando en los bosques donde se localiza al enemigo cebos caseros a base de cerveza negra, vino y zumo de arándanos.

Cuentan también con inesperados aliados, como los arrendajos y picos carpinteros que están empezando a depredar sobre las llamadas "avispas asesinas".

Pero es necesaria una estrategia de control urgente, que es la petición que ha recibido el Gobierno en el reciente e inusual debate. ¿Conseguirán las avispas asesinas poner de acuerdo a todos los grupos del Congreso?

 

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